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Fútbol y cifras de los derechos en 2015, cómo se reparten los ingresos los clubes

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“Contender entre sí, aspirando unas y otras con empeño a una misma cosa”. Es la definición que el diccionario de la Real Academia Española (RAE) asigna a la palabra COMPETIR en su acepción para personas. Adaptándola a los clubes de fútbol, se podría decir que competir es “contender entre ellos, aspirando unos y otros con empeño a los títulos en juego”. De competir deriva COMPETITIVIDAD, que la RAE define como la “capacidad de competir” y también como “rivalidad para la consecución de un fin”.

Sirva este preámbulo para justificar las razones por las cuales la mayoría de lo que todos entendemos como “el mundo del fútbol” ha acogido con agrado la novedosa venta centralizada de los derechos televisivos de las competiciones españolas. Tanto, tanto, que podría decirse que era “un clamor popular”. Todo sea en aras de la competitividad. Todo sea para dejar de escuchar frases recurrentes como: “Contra tal y cual club es imposible competir”. El sentir de la mayoría, sobre todo y especialmente de la mayoría de los aficionados, es que con el reparto más justo y equitativo de estos derechos competir será más fácil, la competitividad de unos aumentará con respecto a otros y, supuestamente, los títulos dejarán de ser coto de unos pocos y “sus” equipos aspirarán a mayores logros…
Supuestamente, sí. Ciñámonos a lo estrictamente empírico. A lo demostrable con datos. Y para ello nada mejor que basarse en la competición ejemplo por excelencia. La primera que decidió la venta centralizada de los derechos televisivos. La más rica del mundo del fútbol. El espejo en el que todos (aunque algunos mucho mejor que otros, por cierto) se miran: la Premier League.

La Premier League, fundada como liga independiente el 20 de febrero de 1992, se disputó por primera vez con su nueva denominación y ya bajo los efectos del contrato audiovisual unificado en la temporada 92-93. La pasada, 2014-2015, fue por tanto su edición vigésima tercera. El primer campeón fue el Manchester United. El último, el Chelsea. En esos 23 años ha habido solo cinco equipos campeones: Manchester United (13), Chelsea (5), Arsenal (3), Manchester City (2) y Blackburn Rovers (1). ¿Se podría concluir que siguen ganando los mismos?

Según el último ranking de la UEFA, los campeonatos ligueros de España, Alemania, Inglaterra e Italia, por este orden, son los más potentes de Europa (lo cual equivale a decir del mundo). Por tanto, puede que económicamente sea la Premier League el más fuerte, pero no así deportivamente… a pesar de su tsunami de millones de euros.

 

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Cuadro 1

 

Si analizamos los campeones de estos países desde la  temporada 92-93, se observa que hay una coincidencia casi absoluta. Excepto Alemania, que ha visto a seis clubes alzarse con el título de la Bundesliga, en los otros tres campeonatos los triunfos se los han repartido entre solo cinco equipos (cuadro 1). Y únicamente en España no existía la venta centralizada de derechos televisivos. ¿Puede afirmarse que, con estos ingresos mejor repartidos o sin una distribución más igualitaria, los títulos, como en España, casi siempre son para los mismos?.

Siguiendo con la Premier, analicemos otro parámetro numérico que podría servir para comprobar si ha aumentado o no la competitividad. La diferencia de puntos entre el primer y el último clasificado de la tabla. Desde dos ángulos: la diferencia absoluta, esto es, el número de puntos logrados; y la relativa, es decir, el porcentaje de puntos conseguidos sobre el total posible y la distancia porcentual entre los que sumó el primer clasificado y el último (cuadro 2).

 

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Cuadro 2

 

De estos números se desprende que, excepto en la primera temporada de la Premier, en la cual la diferencia porcentual de puntos entre el primero y el último clasificado de la tabla fue la misma que en la última campaña con el sistema anterior, un 34,9%, en todas las demás esta distancia porcentual ha aumentado. Es decir, habría existido menos competitividad a pesar de la equitativa distribución de ingresos televisivos.

Es cierto que como referencia solo se ha tomado el dato de la última temporada sin formato Premier y, por tanto, podría considerarse una comparación escasa. Pero también lo es que, sumados los porcentajes de las 23 ediciones de la Premier, la diferencia media entre los puntos logrados por el campeón y el último clasificado es del 50,2%, es decir, un 15,3% superior a ese 34,9% de la campaña previa al estreno de la Premier League. Un margen que permite aventurar que las distancias entre clubes, lejos de acortarse, han aumentado.

Pero vayamos a otra prueba empírica. Dado que los clubes de la Premier llevan 23 años recibiendo un caudal de millones televisivos que dobla e incluso triplica el del resto de campeonatos europeos, esta diferencia debería plasmarse en su apabullante dominio de los torneos continentales de la UEFA. Sin embargo, los clubes ingleses solo han levantado cuatro de las últimas 23 Champions. La mitad que los clubes españoles (8), una menos que los italianos (5), una más que los alemanes (3) y por encima de franceses (1), holandeses (1) y portugueses (1).

Bien es cierto que en la Champions la competencia de los clubes ingleses son los otros grandes equipos europeos (Real Madrid, Barcelona, Bayern Múnich, Juventus, Milán…), que tienen a nivel particular parecidos o incluso más ingresos televisivos que ellos. Por tanto sería (que no es, pero concedámoslo), un parámetro equívoco.

Sin embargo, el que no lleva a equívoco es el balance de la Europa League (antes Copa de la UEFA). En esta competición se miden de forma habitual clubes de la zona media de las diferentes ligas continentales. Y ahí sí que hay una brecha abismal entre lo que reciben de la televisión clubes como, por ejemplo, el Tottenham (111 millones en la campaña 13-14 y 122 en la 14-15) o el Everton (106 y 110) y lo que reciben, también por ejemplo, el Atlético (40) o el Sevilla (32), por no nombrar equipos de otras ligas de menor importancia.

Una diferencia que permitiría augurar un dominio aplastante de los británicos en este torneo. Pero la realidad (¡otra vez de bruces con la realidad!) es bien distinta, pues de las últimas 23 ediciones del torneo solo dos han sido para clubes de la Premier. Y además para equipos no del segundo nivel, sino de la elite inglesa como son el Liverpool (00-01) y el Chelsea (12-13). Por el contrario, España ha sumado siete: cuatro del Sevilla, dos del Atlético y uno del Valencia, es decir, la clase media-alta de la Liga española. Italia (5), Alemania (2), Portugal (2), Rusia (2), Turquía (1), Holanda (1) y Ucrania (1) completan el cuadro.

Expuesto todo lo anterior, cada cual que saque sus conclusiones. El dinero de la televisión no ha cambiado apenas el panorama futbolístico de Inglaterra, donde el Manchester United se ha hecho con el título (suma 13) en el 56,5% de las Premier disputadas; y donde otros tres equipos, Chelsea (4), Arsenal (3) y Manchester City (2) han logrado el 39,1% restante, con la particularidad de que el Chelsea y el City han necesitado para ello apoyarse, además, en una estratosférica inversión de sus “mecenas-presidentes”, multimillonarios que tienen el dinero por castigo. El título del Blackburn Rovers hace ya veinte años queda en mera anécdota.

De igual forma, este maná de millones tampoco ha cambiado el statu quo entre el fútbol inglés y el del resto del Viejo Continente. De los 46 títulos continentales disputados desde la creación de la Premier solo seis (13,9%) han sido para los británicos. España ha conseguido 15 (32,6%) e Italia 10 (23,2%). Una enorme diferencia.

La incógnita, por tanto, es: ¿Será la Liga española más igualada gracias al mejor reparto de los mayores ingresos que provoca la venta centralizada de los derechos televisivos? Si se mira el caso Premier (casi igual valdría para el alemán o el italiano) está claro que NO. Y más difícil será cuando se analiza la fórmula que se aplica para repartir dicho dinero y se comprueba que la española es mucho menos “igualitaria” que la inglesa y que los clubes “modestos” ingleses reciben mucho más dinero.

La Premier tiene un sistema absolutamente claro. Cualquier aficionado, con una simple calculadora, puede saber a final de cada temporada cuánto ha ingresado cada equipo por los derechos televisivos. Y el reparto no establece ningún tipo de “privilegio” con ninguno de los 20 clubes de la competición.

Para explicarlo, pongamos un ejemplo imaginario (porque no contempla la parte del dinero que los operadores pagan por otras competiciones que no son la Premier). Supongamos que para la temporada recién comenzada el montante de los derechos solo para la Liga fuera de 2.100 millones de euros. El reparto quedaría así:

–    El 49,2% de este dinero (1.033,2 millones) se repartiría a partes iguales entre los 20 clubes. Cada uno recibiría por tanto 51,66 millones de euros.

–    El 25,4% de este dinero (533,4 millones) se repartiría por rendimiento. Es decir, por la posición en la tabla. De forma que el campeón cobra 20 veces más que el último; el segundo, 19 veces más; el tercero, 18 veces más… y así sucesivamente. En nuestro ejemplo, dividiríamos los 533,4 millones entre 210 (que es la suma de todos los puestos, 20+19+18+17…). El resultado es que el último clasificado cobraría 2,54 millones de euros. Por tanto, el campeón cobraría 20 veces más (2,54×20), 50,8 millones; el segundo, 19 veces más (2,54×18), 48,26… y así sucesivamente.

–    El 25,4% de este dinero (533,4 millones) se reparte por audiencia televisiva. Hay que tener en cuenta que en la Premier no se retransmiten todos los partidos (como sí sucede en España). En concreto, para la temporada recién comenzada las cadenas con los derechos ofrecerán 154 partidos de Liga (serán 168 a partir de la siguiente). Pues bien, se dividirían los 533,4 millones entre los 154 partidos. Cada partido valdría así 3,46 millones. Como cada partido lo disputan dos equipos, cada equipo recibiría por dicho encuentro 1,73 millones. Luego solo hay que saber cuántos partidos han televisado a cada club y multiplicar. El que haya aparecido 20 veces cobrará 34,6 millones. El que sólo haya aparecido en un encuentro, 1,73 millones.

Este es solo un ejemplo explicativo de la Premier, con cantidades irreales, aunque no descabelladas. Como dar todos los datos reales sería muy farragoso, baste hacer referencia a las dos últimas temporadas. En la 2013-2014, con este sistema, el campeón, Manchester City, obtuvo en total 120 millones de euros. El último clasificado, el Cardiff, recibió 78,9. Entre medias, Tottenham (111), Everton (106) Southampton (96,8) o Swansea (92,5).

 

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Cuadro 3

 

 

La pasada, 2014-2015, el Chelsea de Mourinho se embolsó 136 millones de euros, por los 89,2 que cobró el colista Queens Park Rangers. Entre medias, el Liverpool (127), Tottenham (122), Everton (110) o Swansea (110).

Son cantidades estratosféricas comparadas con cualquier otro país europeo y que aumentarán a partir de la próxima campaña, cuando entre en vigor el nuevo contrato firmado con Sky Sports y BT. Gracias a él, los clubes de la Premier percibirán cerca de 7.000 millones de euros por tres temporadas y, según los cálculos, el peor pagado, el colista de la tabla, conseguirá unos 130 millones de euros anuales (casi lo mismo que cobran Real Madrid y Barcelona en España).

Pero volvamos al reparto de estos ingresos en España. Será semejante al modelo del Calcio italiano, con una premisa que no existe en otros países. Dos clubes, el Real Madrid y el Barcelona, tienen asegurados 140 millones cada uno. Y el objetivo futuro, el deseo de la Liga de Fútbol Profesional, sería dejar en 3 a 1 el ratio entre el que más cobra y el que menos. Por tanto, partiendo de esos 140 millones de blancos y azulgrana, la cifra mágica a lograr para el peor pagado de la Liga estaría sobre los 46,2 millones. Además, la Premier solo reparte entre los 20 clubes que la disputan, mientras en España el 90% de los ingresos serán para los 20 equipos de Primera División y el 10% para los 22 de Segunda, además de existir algunos porcentajes menores para otros fines (el 3,5% para ayuda a los equipos que desciendan; el 1% al fondo de solidaridad para la cotización a la Seguridad Social de los deportistas de elite; el 1% para la RFEF por el convenio firmado con la LFP; el 0,5% para los sindicatos; y otro 1% para la RFEF por los ingresos de la Copa y la Supercopa, competiciones federativas). Y el sistema sería así:

–    El 50% de los ingresos que correspondan a la Primera División (el 70% en caso de los de Segunda), repartidos de forma lineal entre cada uno de los clubes.

–    El 25% de los ingresos que correspondan a la Primera División (el 15% en el caso de los de Segunda), repartido en función de los resultados. Para la Primera División se contemplarán los resultados obtenidos en las cinco últimas temporadas, computando un 35% la última, un 20% la penúltima y un 15% cada una de las tres anteriores. La cuantía asignada a cada temporada se distribuirá a su vez por un porcentaje, que va desde el 17% para el campeón hasta el 0,25% para el colista, según una tabla ya prefijada (cuadro 4).

–    El 25% de los ingresos que correspondan a la Primera División (el 15% en el caso de los de Segunda) se repartirá en función de la “implantación social del club”. Un tercio de este criterio vendrá determinado por la recaudación media en abonos y taquilla de las últimas cinco temporadas; los otros dos tercios, por la participación en la generación de recursos por la comercialización de las retransmisiones televisivas.

Como queda claro, un sistema mucho más farragoso y prácticamente imposible de resolver a nivel aficionado ni con calculadora ni con un superordenador inteligente, por la sencilla razón de que contempla parámetros complicadísimos de seguir y hasta de conseguir (incluso aunque se hicieran públicos y fueran fiables) por el hincha de a pie.

¿Quiere esto decir que la venta conjunta de los derechos televisivos y el reparto más igualitario de estos ingresos no consigue los fines perseguidos? En absoluto. Quiere decir que no consigue el fin con el que la mayoría de los hinchas de los clubes no denominados “grandes”, según las connotaciones específicas de cada país, sueñan: Ganar títulos. Quiere decir que competir contra esos “grandes” es mucho más que acercarse a ellos en el montante de la remuneración por televisión. Quiere decir que, con la venta conjunta o sin ella, el 99,9% de los títulos seguirán siendo para los mismos clubes. Un hecho que, guste o no, es una realidad.

Sin embargo, si los títulos seguirán siendo para los mismos, el nuevo reparto televisivo se supone que traerá otros efectos beneficiosos para el fútbol español. Al menos así se expresaba el presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, en las páginas del diario As el pasado 21 de agosto:

“Los dos grandes lo seguirán siendo, pero los otros equipos tendrán más equilibrio y más posibilidades. Ya este verano se han visto síntomas de que será así. El Atlético de Madrid ha podido retener a Godín, el Valencia se ha reforzado, como también el Sevilla. Han sido más noticia las altas que las bajas. Cada vez llegará más talento al Campeonato español. Esto quiere decir que ese nuevo reparto nos trae otro escenario. Se va a hacer posible que los grandes jugadores se queden en nuestro Campeonato. Y también se hará posible otro viejo reto, que es aspirar al saneamiento completo del fútbol español. El desarrollo del último Real Decreto nos llevará a que el noventa por ciento de los clubes españoles profesionales estén saneados ya para la próxima temporada. Esto es vital, porque dará estabilidad y viabilidad al fútbol español”.

Txt: JM Mata (Seyer Gestión)