IBC 2023: Vuelta a lo real

Cuando todos los sectores, no solo el broadcast, se sumergen en la realidad virtual, la IA generativa y otras tecnologías que entremezclan lo real y lo virtual , el IBC 2023 ha sido el primer IBC “real” después de la pandemia. No es que 2022 no existiera, por supuesto, pero esta edición ha sido en la que el negocio, los lanzamientos y el ambiente en la feria han sido más reales que nunca.
Por Yeray Alfageme, Business Development Manager en Optiva Media an EPAM company
El pasado año 2022 supuso la vuelta del IBC tras los oscuros 20 y 21 y cierto es que la feria volvió tal y como nos tenía acostumbrados. Quizá algo menos de espacio ocupado, un par de pabellones pequeños se quedaron sin abrir, pero el número de visitantes y los expositores presentes hacían rememorar un 2019 de récord. Y, como las comparaciones son odiosas, no ha sido hasta este año 2023 que nos hemos percatado de que, ahora sí, IBC ha vuelto.
Si hay que ir se va
Todos los que pertenecemos a esta industria–quizá en otras sea similar– y, sobre todo, si es por vocación, no podemos dejar de apreciar las ferias, por mucho que sean agotadoras, no nos gusten y sea un fin de semana de trabajo duro para el martes volver a la carga sin descaso. Es un punto reencuentro, de abrazos con viejos colegas del sector, de ver de primera mano novedades, artículos y de recordar anécdotas e historias que si no caerían en el olvido. Y eso fue IBC 2022, el reencuentro.
Y no es poco, tras dos años durante los que no nos habíamos podido ver más que al otro lado del cristal por motivos evidentes, fue una alegría, plagada de mascarillas, el poder tocarnos y volver a la realidad. Pero eso fue todo en IBC 2022, me explico. A las ferias se va a hacer negocio, a aprender y a reencontrarse, pero en este orden. Las dos primeras no estuvieron tan presentes el pasado año.
Claro que algo de negocio hubo, sería necio obviarlo, y por supuesto que se celebraron interesantes sesiones formativas, paneles de expertos y conferencias, se entregaron premios y hubo reconocimiento a muchos profesionales, pero no tanto como en otras ocasiones. El ambiente era festivo, divertido y distendido, pero más de uno nos sorprendimos al volver a casa y ver que el negocio generado no era tal. Eso ha quedado atrás.
Vuelta al mundo real
Y es que IBC 2023 sí ha sido una vuelta a la realidad. Y no solo porque de nuevo el RAI haya estado al completo con todos sus pabellones abiertos–vaya laberinto de recinto hay que recordarlo– y porque algún ausente del año pasado haya vuelto a tener presencia en la moqueta, que siempre es bueno, sino porque la gran mayoría de nosotros hemos ido a aprender, a reencontrarnos pero, sobre todo, a hacer negocio.
La gran mayoría de reuniones del año pasado fueron saludos, cafés y cervezas a partir de las cinco de la tarde, pero este año se hablada de proyectos, soluciones, pedidos e incluso algún contrato suculento se anunció a lo largo de la feria, algo anecdótico pero que da a entender la importancia de esta edición. Y es vital que esto ocurra porque hace ya tiempo que se cuestiona la necesidad de las ferias presenciales, ya que por qué esperar a presentar productos y servicios en estos eventos si hoy jugamos más en el entorno virtual, del software y la nube, que en el real, el hardware y el equipamiento. Pues porque los negocios los hacemos personas, no cosas o servicios, personas.
Bueno, pero, ¿de qué se ha hablado en IBC?
Dejemos la filosofía y la retórica, que de vez en cuando son necesarias, y centrémonos en lo que se ha hablado en la moqueta. Ya hace meses, tal y como pudimos palpar en NAB antes de verano, que la IA generativa, y esta última parte es la importante, se va implantando y extendiendo allá donde pisa. En nuestro negocio, desde la generación de metadatos para cumplimentar nuestro catálogo, nuestra EPG o nuestra OTT pasando por los escenarios y platós virtuales, el subtitulado automático, y no solo reconocimiento de voz, o la realidad aumentada hasta la siempre polémica sustitución de imágenes reales o el doblaje automático, son conceptos más reales cada día. Lo bueno es que están madurando.
Y es que no ha habido ninguna gran novedad o “wow effect” –como les gusta decir a los anglosajones– en este IBC y eso es bueno, me explico. Cuando algo es tan disruptivo como este tipo de tecnología que muchos auguran que tendrá un impacto superior a Internet a largo plazo, hace falta que madure. Al igual que el pil pil no es solo bacalao y aceite, hace falta cocinarlo a fuego lento y que los ingredientes vayan ligando para que vaya apareciendo esa salsa melosa y con tanto sabor que nos gusta. Porque no es bacalao con aceite, es bacalao al pil pil.
Pues con la IA es igual: no son imágenes generadas por ordenador, no son guiones escritos por máquinas de la misma forma que no son gráficos artificiales o efectos especiales. Son herramientas, muchas nuevas herramientas que debemos aprender, explorar y encontrar su lugar, las cuales deben madurar y ligarse para que todo resulte en una nueva manera de crear y disfrutar de lo que hacemos, que es entretener.
Han venido para quedarse
Y más allá de la IA hay conceptos que creo importante resaltar y que nos vayan siendo familiares. Además de la conjunción, que fue hace dos días y ya nadie se acuerda de ello, del Broadcast y el IT con la tecnología IP que aún se está extendiendo, pongamos los pies en la tierra, hay movimientos tectónicos que hay que percibir. Y es que el hardware existe porque es necesario, no porque sea conveniente. Esto nos lleva a un entorno en el que cada vez se hacen más cosas con software y menos con hardware, y eso es bueno. No defiendo la muerte del hardware ni que el software sea el nuevo Dios de la industria, frases manidas y muy de tertuliano de TV y radio, sino que hablo de la evidencia de que, por múltiples razones, el software puede y hace mejor ciertas funciones que el hardware.
Es más flexible, podemos irlo adaptando mejor a nuestras necesidades que algo diseñado y fabricado solo para una función; es más barato, aquí podemos entrar en una disyuntiva a corto y largo plazo, modelos de licenciamiento y demás pero, en general y para nuestro modelo de negocio lo es, y es menos arriesgado a la hora de realizar una inversión en el mismo. El error de comprar un software que no nos conviene es menor.
Otro concepto que creo ha venido para mantenerse en el tiempo es “lo compartido”. Desde inversiones compartidas, entre proveedores y clientes, hasta entornos de producción en los que los mismos recursos se dedican a más de una tarea, este es el concepto fundamental desde el que surgieron los servicios en la nube. Y este concepto de compartido es la lógica que lleva a muchas inversiones a realizarse hoy de una manera diferente que hace un tiempo y a que proveedores oferten sus productos de una manera diferente.
Para qué tenerlo si puedo usarlo
Aunando los conceptos de software y compartido hace tiempo, y es algo natural en el mundo IT desde hace décadas me atrevería a decir, surge el concepto de servicio. Más y más empresas nos definimos cada vez más como empresas de servicio más que de producto y esto es un cambio de paradigma importante.
“Todo como servicio”, es el mantra. Tampoco hay que ser extremistas, así que tomemos este mantra como un origen más que como un fin. Y es que, si no compramos bicis, patinetes y dentro de poco ni coches porque no los usamos ni el 10% del tiempo, lo mismo puede ocurrir, y está ocurriendo, con herramientas necesarias durante nuestras producciones pero que, en esencia, están el 90% del tiempo paradas.
Saas; Software as a Service, esa es la traducción real del concepto y tiene mucho sentido. En el fondo, ¿qué se busca? Producir más con menos y mejor. Es por ello que poder evitar riesgos e inversiones en sistemas y equipamiento que no tengan un uso intensivo y permanente tiene mucho sentido en el negocio. De ahí que el mantra tenga su sentido real.
Fuera de esto quedan los sistemas de uso permanente o equipamiento que necesitamos de manera exclusiva debido a la naturaleza de nuestro negocio y esto lo aprendimos con la explosión del cloud. En ese momento nos dimos cuenta de que mover todo a la nube no tenía mucho sentido, sobre todo para sistemas permanentes. Si lo vas a usar todo el rato hazlo tuyo con lo que no adquiramos como un servicio con un coste recurrente permanente algo que necesitemos siempre todo el rato. No caigamos en el mismo error.
Ecosistemas y servicios extendidos
Muchos proveedores de nicho que se dedicaban hace no poco a hacer sistemas de Intercom, cámaras, sistemas de repeticiones, grafismos o teleprompters ahora hacen de todo, y eso es bueno para todos. La competencia es buena, en su medida correcta, y ejemplifica la democratización tecnológica de las herramientas, lo cual hace, globalmente, que podamos hacer más con menos.
Esta generalización de que todos hagan de todo hace que se creen ecosistemas que ayuden a disponer de herramientas y de una flexibilidad que hasta ahora era muy compleja ya que obligaba a unir sistemas que no estaban hechos para ser unidos. Y esto se basa en conceptos tecnológicos como las APIs, pero lo importante es que podemos encontrar soluciones generales para casi todo lo que queramos hacer en muchos proveedores, con amplias opciones y costes, que siempre es importante.
Estos ecosistemas de producción integrados en los que disponemos de múltiples herramientas nos aportan una flexibilidad y capacidad de innovación nuevas que debemos poder gestionar. Como decía anteriormente, todo debe madurar y por irnos a un ecosistema en la nube con todos nuestros sistemas no se van a solucionar nuestros problemas y vamos a alinear nuestros costes con nuestras producciones o negocio de manera inmediata, pero sí que son una buena herramienta.
Bueno, ¿entonces qué?
Pues en primer lugar, la IA se está solidificando y madurando. Y entendemos IA como IA generativa siempre. Algoritmos que puedan “crear” información o contenido a partir de referencias previas y con cierta complejidad.
Por otro lado, el software va a ir extendiéndose fuera de sus aplicaciones evidentes de una manera natural y positiva para ofrecernos flexibilidad y asumir riesgos menores. Ya no es un riesgo “virtualizar” sistemas, de hecho hasta suena desfasado el concepto, con lo que abracemos y pensemos cómo aprovechar dicha herramienta.
Otro concepto importante son los ecosistemas y lo que estos implican. Que cada vez más proveedores sean transversales tiene como consecuencia que existan ecosistemas muy bien integrados y que nos aporten sistemas con capacidades avanzadas y mucha más flexibilidad.
Y todo esto sin comprar nada, solo usándolo. Y es que el concepto SaaS, servicios y sistemas compartidos tiene mucho sentido en nuestro negocio en el que necesitamos mucha capacidad en momentos puntuales y no tanta en otros.
Conclusiones
La IA generativa, el software, los ecosistemas y los servicios son los cuatro conceptos que para nada son nuevos, pero se están consolidando y que nos están aportado mucho en muchos aspectos.
A veces es bueno que no haya novedades siempre que lo que existe siga evolucionando y avanzando como lo está haciendo en tantos frentes y de manera tan sólida.
Que este IBC tan real se quede por mucho tiempo y que todas las novedades, los “wow effect” y las herramientas que llegan sean sólidas, se consoliden y nos dejen a las personas hacer lo que mejor sabemos hacer: crear y entretener a nuestras audiencias.