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Producción Wireless, más allá de la cámara inalámbrica

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Texto: Yeray Alfageme, Business Technology Manager, Olympic Channel

Cuando hablamos de producción Wireless lo primero que nos viene a la mente es la típica dotación de cámara inalámbrica de las unidades móviles que todos conocemos. Pero vamos a ir más allá, ¿qué ocurre cuando tu producción se basa en sistemas sin cable? ¿Cuánto de crítica se torna entonces la fiabilidad y capacidad de estos equipos?

 

En TM Broadcast pensamos en estudiar dos ejemplos claros en los que la tecnología inalámbrica se torna imprescindible: el Motorsport y los deportes en ruta, en este caso, el ciclismo.

 

Motorsport, cuando tus cámaras van a 300 Kms/h

En el caso de los deportes de motor, una de las primeras innovaciones que se introdujeron, ya años atrás, fueron las cámaras on-board. Hace unos 20-30 años disponer de cámaras on-board, por supuesto hablando de señales analógicas y la miniaturización posible allá por los 90, los retos tecnológicos eran increíbles. Debido a ello, el espectador se acostumbró a tolerar ciertos problemas técnicos en este tipo de señales ya que, “toda la vida se había visto así”. Esto dio cierto margen para ir desarrollando e implementando mejoras en este tipo de sistemas paulatinamente hasta la tecnología disponible actualmente.

 

Como ejemplo, en la Imagen 1 vemos la diferencia en el tamaño de una cámara on-board de motociclismo entre los años 80 y ahora, 17 veces más ligera y pequeña, y no es el último modelo disponible en el mercado.

 

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Algo crítico en estos sistemas es, además del evidente peso, el consumo de energía. De hecho, ambos van íntimamente ligados ya que a menor consumo de energía menos calor es necesario disipar, con lo que sus sistemas de refrigeración son menos o incluso inexistentes, y sus baterías menores, lo que hace más fácil integrarlos en los vehículos.

 

Y es que esta integración nunca es fácil. Ningún, y cuando decimos ningún es ningún, equipo de competición del mundo del motor ve con buenos ojos el introducir un sistema externo en su cuidadísimo y carísimo vehículo, que llevan tanto tiempo desarrollando, que puede perturbar el reparto de pesos, el centro de gravedad e incluso el reparto de frenada del vehículo. Estas integraciones siempre se hacen previo acuerdo, incluso por obligación por parte del promotor de la competición y los equipos, y en estrecha colaboración entre el equipo audiovisual y los participantes, si no, sería impensable.

 

Un ejemplo de un gran trabajo realizado en este ámbito, y en el que el peso y cualquier sistema externo se torna evidentemente crítico, lo volvemos a tener en el motociclismo, donde hasta 4 cámaras puede ir instaladas en el vehículo tal y como vemos en la Imagen 2.

 

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Imagen 1

 

No cabe duda de que esto va más allá de una mini-cámara inalámbrica encima de la moto.

 

Debido al limitadísimo espacio disponible en el vehículo, las antenas son minúsculas y en la mayoría de los casos ni siquiera están visibles, con lo que la calidad de la señal que pueden retransmitir se ve severamente afectada. En muchos casos, estas antenas ni siquiera tienen una ganancia, lo que ayudaría a transmitir dicha señal de una manera más fácil y fiable, si no que tienen ligeras, o no tan ligeras, pérdidas de señal, lo que añade otra variable a la ecuación. Pero no nos alarmemos, todos nuestros teléfonos móviles funcionan con antenas con pérdidas y es por ellos que nuestro proveedor de telefonía se encarga de dotarse de una red robusta y amplia de antenas y eso mismo ocurre en cualquier circuito que se preste.

 

Una amplia e interconectada red que otorga la máxima fiabilidad a la señal a trasmitir y con visibilidad directa con los vehículos. Dos de los grandes retos a los que se enfrentan estos sistemas son el fading y el handover.

 

El fading se trata de pérdida de señal debido al movimiento del vehículo, ya sea por la velocidad del mismo, algo resuelto hoy día, como porque el propio vehículo bloquea la señal, algo típico en motociclismo, como por el paso por ciertas zonas del circuito en las que la calidad de la señal no es óptima. Un claro ejemplo de esto último son las pérdidas de señal dentro de las retransmisiones de F1 en el circuito de Montecarlo, aún por resolver en el deporte estrella del motor.

 

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Imagen 2

 

El handover se da cuando la cámara pasa de ser recibida por una antena a otra, porque es imposible cubrir un circuito con una única antena al igual que es imposible cubrir una ciudad con una antena de telefónica única. Una cámara puede ser recibida en cada momento por más de una antena, y es el sistema central el que elige cuál de las señales recibidas es mejor y utiliza ésta para reconstruir la señal. El paso de una señal a otra es el momento crítico debido a delays y cambios en la calidad de la señal, que pueden ser visibles en algunas ocasiones.

 

Pero en un gran premio las cámaras on-board solo son una parte, aunque muy importante ya que puede haber hasta 90 cámaras on-board en un evento, de los equipos inalámbricos que podemos encontrarnos en el paddock. La gran ventaja, y a la vez inconveniente, de estos equipos es la evidencia de que utilizan un medio común para transmitir sus señales, el aire, y hay que repartirlo porque, aunque no lo creamos, el aire es limitado.

 

Cuando un cable físico conecta tu cámara con tu centro de producción los problemas que podemos encontrar, que los puede haber, son mínimos comparados con los presentes en tecnología inalámbrica,s y es por ellos que un buen reparto del aire, pasemos a llamarlo correctamente espectro radioeléctrico, es vital e imprescindible para el buen desarrollo de la retransmisión. Todo el mundo quiere tener una cámara en el box de turno y hacer una entrevista a pie de pista y para ello el reparto de las frecuencias a utilizar se debe realizar de una manera centralizada y con sumo cuidado.

 

Si es únicamente el host broadcaster el que dispone de equipos inalámbricos el problema no es tal, ya que tan solo con una buena planificación está resuelto. Pero cuando todos y cada uno de los broadcasters quieren tener uno, o múltiples, equipos inalámbricos en el mismo lugar ya se complica. Micrófonos inalámbricos, cámaras, incluso monitores y pantallas, son ya equipamientos comunes y sin los cuales ningún broadcaster se plantearía una retransmisión de este tipo.

 

De nuevo el host broadcaster debe cuidar a sus clientes, los cuales en ocasiones no son todo lo colaborativos que se podría esperar de ellos y siempre buscarán la manera de lograr esa imagen inédita haciendo uso de ese equipo del que el host no tiene constancia, y proveerles de un plan de frecuencias sólido y de una vigilancia del mismo efectiva. La policía del aire es algo existente e importante en todas estas retransmisiones.

 

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Deporte en ruta, el ciclismo

Si bien en los deportes de motor el tiempo en el que el espectador disfruta de una imagen desde una cámara inalámbrica no es muy elevado, al menos durante la prueba en sí, cuando hablamos de deporte en ruta, y concretamente ciclismo, es este tipo de señales el dueño de la retransmisión. Durante la carrera, solo la salida y la llegada a meta son los puntos fijos con suficiente infraestructura para poder dotarlos de unidades móviles y medios necesarios para disponer de una infraestructura cableada.

 

Las motos de carrera, los helicópteros e incluso los drones, pasan a ser los dueños de la retransmisión la mayor parte del tiempo y vitales para contar la historia de lo que ocurre en carrera. Pero el entorno en el que trabajan estos elementos no siempre es idóneo. Bosques, curvas, mal tiempo e interferencias, es algo más que común cuando una prueba ciclista cruza un país entero y el mundo lo ve.

 

Tanto las motos presentes en torno al pelotón, ya sea de video, de audio o de audio y video, disponen de sistemas VHF que retransmiten sus señales hasta uno de los helicópteros de relay. Estos helicópteros no son desde los cuales se transmite la señal aérea de la carrera, los cuales vuelan en torno a 30-60 metros del suelo y actúan, a nivel de señal, como una moto más transmitiendo su señal a esta segunda pareja de helicópteros situados a 500-800 m de altitud lo que les otorga cierta libertad respecto al terreno y desarrollo de la prueba.

 

Desde estos helicópteros de relay las señales pueden ser transmitidas a unidades móviles intermedias las cuales, ya mediante satélite al tratarse de dos estaciones fijas, transmitirán las señales a meta, o pueden elevar las mismas hasta una pareja de aviones volando a entre 3000 y 6000 metros de altitud los cuales ya llevarán las señales hasta la unidad móvil en tierra.

 

Las estaciones intermedias se tornan importantes, ya que es imposible llevar una señal terrestre a más de 100 Kilómetros de distancia de una manera fiable. Es por ello que en etapas típicas de cualquier prueba ciclista existen dos, incluso tres en el caso de las etapas más montañosas o largas, estaciones intermedias recibiendo la señal de los aviones y helicópteros y transmitiéndolas hasta meta.

 

Este complejo sistema otorga una fiabilidad increíble, sobre todo teniendo en cuenta la orografía del terreno y la extensión del mismo que se debe cubrir, en ocasiones más de 200 Kilómetros.

 

Producción wireless

 

Cuando la climatología juega en contra es cuando este sistema se pone a prueba de verdad. Mientras la visibilidad sea buena, tanto helicópteros como aviones pueden seguir la prueba volando con una referencia visual y ajustando su, para ellos lento, movimiento al transcurso de la prueba. Pero ante niebla o precipitaciones, es cuando los sistemas auxiliares como el GPS se vuelven vitales.

 

En la mayoría de ocasiones, tanto helicópteros como aviones se ven obligados a incrementar su altitud para evitar lo peor de las tormentas o precipitaciones poniendo a prueba los sistemas VHF, los cuales sacan todo lo posible de su modulación QPSK, QAM 16/32/64 sobre portadoras de 10 MHz, obteniendo un ancho de banda de 15 Mbps, lo que posibilita introducir una señal de video MPEG4 H.264 1920×1080. Una de las claves es que la señal tan solo se codifica en la propia cámara y no es descodificada hasta la unidad móvil en meta, disminuyendo el error de codificación y el retraso en la recepción de la misma.

 

Como hemos mencionado anteriormente, los sistemas GPS en ruta también se vuelven muy importantes, ya que tanto helicópteros como aviones deben fiarse del mismo para sobrevolar la prueba y no perder cobertura. Si uno de ellos perdiese a los deportistas, todas las cámaras se verían afectadas, por ello hay dos.

 

¿Y por qué no usar el satélite?

Una pregunta que quizás se haga es por qué no transmiten las señales terrestres al satélite en primer lugar en lugar de usar helicópteros de relay y aviones. Parece la solución obvia, sin embargo, no es tan simple. Recibir una señal satelital es una cosa. La transmisión a satélite es otra.

 

Los satélites no se pueden utilizar porque las cámaras de las motos y los helicópteros se mueven constantemente dentro y fuera de las áreas obstructivas y hay aproximadamente un 1% de tolerancia para apuntar la señal transmitida a un satélite. Sin embargo, las unidades móviles intermedias pueden transmitir al satélite porque son fijas y es más factible un suministro de energía suficiente.

 

Una de las últimas innovaciones en este deporte son las cámaras on-board. Han tardado tanto tiempo en ser introducidas ya que, si anteriormente ya hablábamos que en cualquier vehículo introducir un sistema externo, mayormente debido al peso era problemático, cuando el motor del vehículo es humano y cada gramo literalmente cuenta, ha habido que esperar a que la tecnología de miniaturización lo permitiese para aumentar tan solo en unos gramos el peso de la bicicleta para que equipos y deportistas permitan introducir este nuevo punto de vista.

 

Estas señales son recibidas por las motos, ya que son el punto más cercano en el que puede ser captadas con cierta fiabilidad y de ahí seguir el flujo de señal indicado anteriormente hasta la meta. El problema de estas cámaras on-board vuelve a ser la energía y con ello la potencia de señal que pueden transmitir, ya que con el objetivo de minimizar el peso las baterías son mínimas y la potencia de transmisión limitadísima. Con el número de corredores y vehículos implicados, raramente ofrecen una cobertura mayor de ciertas decenas de metros, lo cual hace poco fiables aún estas señales para ser utilizadas en la señal de televisión para ser retransmitida a todo el mundo. Algo que cambiará, seguro, con el paso del tiempo.

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